Capri es un lugar tan especial que puede ser un destino ideal tanto para hacer una escapada romántica, como para aprovechar y hacer un viaje de amigas y/o hermanas para descansar e ir de compras.
Es una isla con mucha historia, ya estaba habitada en el Paleolítico. Gustó a los griegos y maravilló a los romanos, prueba de ello es que el emperador Augusto la convirtió en su lugar de recreo privado y Tiberio la eligió como lugar de retiro.
Aunque la isla es conocida como Capri, en verdad se divide en dos ciudades Capri y Anacapri, ambas hermosas y con mucho que ofrecer. A lo largo de los siglos, los habitantes de Capri y Anacapri han estado enfrentados y están dispuestos a sacar a sus respectivos santos patrones en cualquier momento para protegerse contra el malocchio (mal de ojo) de su rival.
En Capri podrás practicar todos los deportes acuáticos que quieras, submarinismo, piragüísmo, lancha a motor, inmersiones y hasta esquí acuático. También puedes alquilar un catamarán o una tabla de surf.
Una vez que llegues al puerto Marina Grande, donde atracan todos los aerodeslizadores y ferries, puedes coger un taxi, el autobús o el funicular que une el puerto con Capri y Anacapri, o la opción que te recomendamos, que es llamar al hotel en el que os alojáis para que vengan a recogeros. Todos los hoteles tienen su propio vehículo para sus huéspedes que es gratuito y está disponible a cualquier hora del día. Es lógico, si no sería imposible sobrevivir, ya que ambas ciudades están ascendiendo el monte Solaro.
Las oficinas de información ofrecen mapas, unos gratuitos y otros no, de la isla y callejeros. También ofrecen muchas excursiones, la única que te recomendamos contratar es la visita a la grotta azurra. Existen más de una docena de grutas marinas, aunque la más famosa y maravillosa es la que os acabamos de mombrar, la cueva azul. En un principio se creyó que la habían descubierto dos alemanes, un pintor y un escritor, pero investigaciones posteriores revelaron que el emperador Tiberio construyó allí un muelle completado con un nymphaeum (santuario de las nereidas) que hoy ya no existe.
Como veis más abajo en la foto, la cueva por fuera aparentemente es igual a cualquier otra. En el puerto de Marina Grande se contrata una lancha que te lleva dando un paseo hasta la misma entrada que vemos en la foto y una vez allí se sube a una barca con remos donde van dos personas y el señor que la lleva, para acceder al interior prácticamente hay que tumbarse boca arriba, ya que sentados nos daríamos con la frente en la roca. Al pasar al interior todo está muy oscuro y lo único que se ve es una misteriosa luz iridiscente que es pura magia. Al parecer, la crea la refracción de los rayos del sol en las paredes de la entrada junto con el reflejo del blanco fondo arenoso. ¡Eso sí, antes de contratarlo confirmar que la mar no esté agitada que si no cierran la cueva!
Los restaurantes son buenos en general, acostumbrados a agasajar a los turistas más variopintos y distinguidos. Lo mejor que puedes encontrar es la insalata caprese, que como sabréis consta únicamente de tomate, mozzarella y albahaca bañados en aceite de oliva. Una delicia.
Para salir por la noche de copas hay muchos bares y varias discotecas, aunque te puedes encontrar con mucho hortera, lo mejor será que renueves tu armario de fin de semana ya que no basta con unos vaqueros gastados y una camiseta.
Os recomendamos explorar la isla más allá de los cafés modernos y las tiendas de diseñadores, en busca del encanto mediterráneo de las imponentes villas, el estuco desconchado, las maravillas de la naturaleza y los macizos de buganbillas de luminosos colores.
VISITAR CAPRI
La plaza más conocida y a la vez más animada de Capri es la Piazza de Umberto I, o la Piazzetta, como se la conoce coloquialmente. Os podéis dar un capricho tomando un café o un refresco, eso sí ¡qué no os asuste la cuenta! Desde la plaza veréis la Chiesia de Santo Stefano, y si decidis entrar entre las esculturas hallaréis un relicario con un hueso santo que supuestamente salvó a Capri de la peste en el siglo XIX.
Otra maravilla para vistar es un monasterio cartujo del siglo XIV, y cómo no los Giardini di Augusto, creados por César Augusto, con unas vistas asombrosas al mar y a las Isole Faraglioni, unas rocas calizas habitadas por el lagarto azul, especie poco común.
También podéis visitar el Museo del Centro Caprese i Cerio, quizá la visita que si tenéis que escoger os podéis saltar, en su interior alberga una colección de fósiles y una biblioteca con libros y periódicos sobre la isla.
Un poco alejada del centro de Capri, como a una hora andando, encontraréis la que fuera la residencia del emperador Tiberio, la Villa Jovis o Palazzo di Tiberio. La villa romana de Júpiter es la mayor y mejor conservada de la isla, en sus buenos tiempos fue un complejo de ocio enorme y abarcaba las dependencias imperiales, las zonas de recreo, imponentes salones, jardines y bosque.
La escalera que hay detrás de la villa os llevará al Salto di Tiberio, un acantilado desde donde, según se dice, Tiberio se deshacia de aquellos que habían perdido su favor arrojándolos al mar.
Una excursión muy recomendable para realizar a pie, eso sí por la mañana antes de comer, por la Vía Matermania es el Arco Naturale. Una de esas maravillas de la naturaleza, un arco labrado en la roca por los embates del mar. Allí mismo podéis tomar algo para refrescaros en el bar trattoria "Le Gruttelle", un agradable bar en medio del paisaje. Si os fijáis bien entre la maleza descubriréis casas particulares que casi se mimetizan con la maleza. Partiendo de ahí podéis coger las escaleras y seguir el sendero, disfrutaréis de unas embriagadoras vistas.
VISITAR ANACAPRI
Una vez en Anacapri te recomendamos visitar la Villa San Michele inmortalizada por la famosa obra "La historia de San Michelle" del médico sueco Axel Munthe, quién construyó la ecléctica casa sobre las ruinas de una villa romana. Esta villa alberga esculturas romanas de la época del mandato de Tiberio. El sendero trasero ofrece magníficas vistas de Capri. Tiene una escalinata de 800 peldaños que a menudo está cerrada, que sube desde Capri y era la única conexión entre Anacapri y el resto de la isla hasta que se construyó la carretera en los años 50.
Podéis tomar el telesilla en la
Piazza Vottoria hasta la cima
del monte Solaro para disfrutar
de unas vistas espectaculares.
También podéis coger
el autobús que sube al faro.
PLAYAS
En Capri hay muchas playitas y calas de reducidísimas dimensiones. La más popular sin duda es Marina Piccola, diminuta, como su nombre indica. El fallo es que es de guijarros y no queda otra que alquilar hamaca, pero a cambio disfrutaréis de las preciosas aguas turquesas y los abruptos acantilados que la rodean.
Otra playa muy concurrida es Marina Grande, pero siempre está abarrotada y es posible que la encuentres sucia y poco atendida.
El Bagni di Tiberio es otra de las costas más importantes de Capri y se encuentra a unos 20 minutos de Marina Grande a pie. También está la de Scoglio delle Sirene, donde se cuenta que las sirenas atraían a los marineros con sus cantos hasta la muerte. Y otro sitio para darse un bañito es la zona de Punta Carena, también conocida como Il Faro.
Además de todas estas encontrarás un montón de recónditas calas que merece la pena visitar a pesar de su complicado acceso.
Como recuerdo lo más típico que podéis comprar son los azulejos de cerámica y todo lo relativo a los limones; jabones, colonias, caramelos..., que se venden en las tiendas autóctonas y los puestos de la calle. Ya sabes, compara precios primero y fijate en la calidad.
Otro producto a base de limón es el famoso limoncello, de hecho se considera a Capri como la cuna del mismo, un buen detalle para traer a familiares y amigos.
"Capri
- Reina de Roca -
En tu vestido
de color amaranto y azucena
viví desarrollando
la dicha y el dolor.
La viña llena
de radiantes racimos
que conquisté en la tierra"
Pablo Neruda